Monday, April 28, 2008

Across the Universe/Milena

ACROSS THE UNIVERSE

M. Rodríguez 

Dicen las agencias de noticias que la NASA es fans de los Beatles. Lo cierto es que ayer a las 7 de la tarde (1 de la madrugada de hoy en España), la NASA ha celebrado su 50 aniversario enviando al espacio “Across the universe”, la canción de la banda de Liverpool. La transmisión, según explican, se orienta en dirección a la Estrella Polar, la más brillante de la Osa Menor, y sigue viajando por el universo a una velocidad de la que nos es difícil, al menos a los simples mortales, hacernos una idea: 299.792 km por segundo.
Desde hace cincuenta años la NASA, y los humanos desde mucho antes, llevan preguntándose por la existencia de otros mundos, y por sus presuntos habitantes. “¿Hay alguien allá arriba?” pregunta una vez más la NASA con esta canción, creo que muy bien elegida: cabe suponer que si los extraterrestres no contestan a una canción de los Beatles es ya difícil que contesten. 
Paul Mc Cartney y Yoko Ono se han mostrado optimistas: “¡Bien hecho, NASA. Trasmitid mi cariño a los alienígenas!”, ha dicho risueñamente el ex beatle. Yoko, por su parte, con una seriedad más acorde a las circunstancias, ha declarado: “Este es el comienzo de una nueva era en la que nos comunicaremos con miles de millones de planetas a lo largo del universo”.
Uno quiere compartir el entusiasmo de la NASA, de Paul y de Yoko. Pero no resulta fácil. Los humanos somos incrédulos; reclamamos siempre pruebas para creer. Ya es complicado, incluso, a pesar de la televisión, de internet, de las cámaras de video (nunca queda completamente claro si serán acaso ilusiones ópticas), estar seguro de que la gente que sabemos que existe, pero que habita a mucha distancia, en un sitio que no vemos, sigue aún allí. Y es también difícil comunicarse con el vecino de al lado. Imagínense confiar en la existencia y en la comunicación con ese desconocido y enigmático habitante que se sienta en la Estrella Polar, a millones de años luz.
Hay quien dice que la NASA nos hace perder el tiempo. Y es posible. Tal vez no nos la tomemos en serio mientras no escuchemos alguna cumbia marciana que nos llegue desde allá arriba, o allá lejos. Sin embargo, me digo mientras escucho “Across the universe”, lo que hace la NASA no es tan distinto a lo que hemos hecho, y seguimos haciendo, los simples mortales: enviar señales de humo, palabras, canciones, poemas, columnas de periódicos, mensajes en botellas, alrededor de universos grandes y pequeños. Sin saber muy bien si hay alguien del otro lado ni si, en caso de que hubiera, va a entendernos y a creer necesario contestarnos.

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